Corea del Sur es un país reconocido por sus muchas virtudes, pero no por su accesibilidad en el sistema educativo ni por lo barato que es criar a un hijo. Si bien es cierto que en ninguna parte del mundo es sencillo ni económico tener hijos, en el país surcoreano parece que la situación va más allá de lo normal.
Y es que en Corea del Sur la competencia por acceder a las mejores escuelas es realmente dura. Los niños deben adentrarse desde muy temprana edad a un sistema que los obliga a destacar, generando mucha presión en las infancias surcoreanas. Pero, ¿qué está pasando exactamente en la península de Corea? ¿por qué están criticando su sistema educativo?
De acuerdo con un reporte de Deutsche Welle, la competencia dentro de Corea del Sur es tan grande que desde los cinco años los niños asisten a academias privadas (conocidas como hagwon), en las cuales reciben clases complementarias a la educación regular. Esto con el objetivo de incrementar sus posibilidades de competir en el futuro, ante el crucial examen de admisión a la universidad.
Esto significa una sola cosa: la competencia académica no se limita a la secundaria, preparatoria ni universidad. Comienza desde las primeras etapas de la infancia. Sumado a ello, el gasto generado por la educación en el país es altísimo. Solo en 2022, las familias surcoreanas invirtieron un total de 26 billones de wones (casi 341,000 millones de pesos) en la formación de sus hijos. Se trata de uno de los países donde más caro es recibir educación.
Según con información de The Korean Herald, el futuro de los niños y las niñas surcoreanas comienza a moverse apenas nacen. Lo anterior se debe a que en Corea del Sur existen los joriwon, centros de cuidado postparto donde las madres se alojan durante las primeras semanas después del nacimiento de sus hijos. Dentro de los joriwon, las madres hacen conexiones sociales que podrían ser benéficas para el futuro de sus hijos.
Pese a que es bien sabido por todos que las conexiones siempre ayudan, el caso de Corea del Sur es particular porque los alojamientos en los joriwon se realizan de manera premeditada. Es decir, esta práctica deja en claro el estado mental con el que vive la sociedad surcoreana, buscando siempre la manera de incrementar sus posibilidades en la competencia.
Dos problemas que van de la mano
Ahora bien, la competencia estudiantil en este país no es el único problema que resalta. De hecho, hay uno que el gobierno surcoreano cataloga como "emergencia nacional": la crisis demográfica.
La tasa de natalidad de Corea del Sur es la más baja del mundo, con solo 0.78 nacimientos por mujer en 2023. A medida que la población va envejeciendo, se están implementando medidas desesperadas para darle la vuelta a la situación. Recientemente, el gobierno propuso otorgar alrededor de 1.3 millones de pesos a las parejas que decidan tener un hijo, demostrando la urgencia por revertir la falta de nacimientos.
De hecho, el mismo presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, admitió que uno de los motivos de la baja tasa de natalidad es justo la alta competencia académica. Como las parejas jóvenes saben a lo que se enfrentan las infancias, sumado al encarecido precio de la educación en el país, la decisión es clara: mejor no tener hijos. Eso sin mencionar que las largas jornadas de trabajo, el arraigado conservadurismo en la sociedad y los altos costos de vivienda tampoco ayudan demasiado.
Sin embargo, aún no hemos mencionado lo que de verdad importa: la percepción y estado anímico de los pequeños. La feroz competencia por el éxito académico está produciendo un impacto negativo en el bienestar infantil. No solo la salud mental se ve afectada, sino que también se reduce el tiempo que los niños tienen para, justamente, ser niños. Hace falta un reenfoque para darle la vuelta a la situación.
Como una bola de nieve
En resumen, todo este caso puede terminar convirtiéndose, poco a poco, en una avalancha. Y es que es curioso. Corea del Sur destacó en los últimos cuarenta años por su gran propuesta educativa. A mediados del siglo XX implementaron reformas que dieron lugar a un salto importante dentro de su sociedad, pasando de una tasa de alfabetización de solo el 22% en 1945, al 87% en 1970 y al 93% para 1980.
Según datos de Statista, Corea del Sur fue el país con la mayor tasa de graduados del mundo, con el 70% de su población de entre 25 y 34 años con educación profesional o semiprofesional. Todo esto parece una paradoja: en algún momento, la academia surcoreana se volvió tan eficiente que los problemas ya no eran la falta de educación, sino la presión por la educación.
Habrá que ver qué depara el futuro. Lo único seguro es que Corea del Sur tiene mucho trabajo por delante, tanto para darle la vuelta a su baja tasa de natalidad como para hacer más amigable el acceso a la educación. Todo sin sacrificar la salud mental y física de los niños.
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